Tlahtolin ka amo miktli.

"Tlahtolin ka amo miktli, za kochi. Ueliui ieualiztli, uan in tlaltikpac imachtiaz kakiz..." (La palabra no está muerta, solo duerme. Pronto se levantará, y el mundo se enseñará a escucharla...) Jhavi.

lunes, 25 de octubre de 2010

PROXIMAMENTE: Los héroes también mueren.



    Cada sociedad, cada individuo; en las etapas más críticas de su paso por la historia han recurrido a la ayuda de seres superiores que representan el más fiel espíritu humano. Dioses, semidioses, héroes y superhéroes, muestra del anhelo social  por tener un icono que admirar, un personaje que seguir, alguien que nos enseñe a superar los obstáculos del mismo hombre.
    Nietzsche mató a Dios, y propuso la idea de un superhombre. Hoy en el siglo XXI el hombre moderno no solo ha matado la idea de Dios sino qué también se ha encargado de demostrar que LOS HÉROES TAMBIÉN MUEREN.

viernes, 8 de octubre de 2010

Sobre la infancia.


   A lo largo de mi carrera como creador, la gente me ha preguntado el  por qué utilizo en mis pinturas imágenes infantiles o trazos basados en dibujos de niños. Hoy tengo la oportunidad de compartir con ustedes un poco del pensamiento que me ha llevado a incluir el carácter infantil en mi obra.
        Difícil es establecer el contexto general que encierra la cabeza de un niño, y más cuando se ha sobrepasado dicha etapa. Las personas suelen recurrir a sus recuerdos de infancia y establecen anécdotas alrededor de ella, las comparan con su vida de adulto; casualmente dichas regresiones llegan a caer en expresiones como : "tuve una infancia feliz" o "mi niñes si que fue dura". En otras ocasiones, estos recuerdos son más fieles; y, con un poco de inteligencia podemos descifrar ese código que establece los cambios en la vida del hombre.
       Sin embargo, el poco interés que se le pone a la vida de un niño o a la vida de uno cuando se es niño, termina por encasillar dichos recuerdos y nos impide captar la esencia de los hechos que marcan la pauta para una buena vida de adulto.
        Así mismo, cuando educamos y transmitimos conocimientos a un infante, solemos ver a un adulto pequeño y en ello basamos nuestras enseñanzas; el resultado, incomprensión, represión y falta de comunicación entre ambas partes. Debemos entonces romper con prejuicios impuestos por la sociedad, la cual el niño aún no conoce, despegarnos de conceptos teóricos que pueden ser obstáculos de la imaginación y dejarnos llevar por los sentidos, abrir nuestra mente para poder ser así un niño, transmitir e intercambiar conocimientos en su lenguaje, ser uno con ellos. Gracias a esto, la apertura del niño frente a su sociedad será más interesante y querrá ser guiado, educado por su igual adulto, formándose así una nueva generación en mundo de cambios, la generación de los niños eternos.