Cada sociedad, cada individuo; en las etapas más críticas de su paso por la historia han recurrido a la ayuda de seres superiores que representan el más fiel espíritu humano. Dioses, semidioses, héroes y superhéroes, muestra del anhelo social por tener un icono que admirar, un personaje que seguir, alguien que nos enseñe a superar los obstáculos del mismo hombre.
Nietzsche mató a Dios, y propuso la idea de un superhombre. Hoy en el siglo XXI el hombre moderno no solo ha matado la idea de Dios sino qué también se ha encargado de demostrar que LOS HÉROES TAMBIÉN MUEREN.
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