Tlahtolin ka amo miktli.

"Tlahtolin ka amo miktli, za kochi. Ueliui ieualiztli, uan in tlaltikpac imachtiaz kakiz..." (La palabra no está muerta, solo duerme. Pronto se levantará, y el mundo se enseñará a escucharla...) Jhavi.

viernes, 17 de diciembre de 2010

La función social del artista



El artista, a través de la historia ha tenido diferentes funciones dentro de la sociedad. En cada una de estas épocas utiliza sus ideas y creatividad para comunicar lo que sucede en su entorno, desde un punto de vista interior.

Desde la prehistoria, el artista-chaman-sacerdote, se encargaba de vincular su pensamiento con la naturaleza y con sus semejantes, proponiendo un equilibrio entre las fuerzas de la razón, el sentir y el actuar; es decir, lo que piensa, lo siente y ejecuta; ciencia, religión y arte, sea cual sea el orden en que usted lo quiera ver. Con el crecimiento de las sociedades el papel del artista cambia, sin embargo se mantiene cerca, pendiente de que ese lazo no se rompa, es el que crea los templos de adoración a los dioses, el que esculpe, pinta, inspirado desde su interior, el rostro de la divinidad, tocado por ella, guiado hacia la perfección. Incluso, en la época en que predominó la razón sobre el dogma, el artista se encargó de expresar la verdad, de custodiar ese vínculo entre lo objetivo y lo subjetivo; tampoco culpo a los románticos por dejarse llevar por los placeres desbordando las emociones al máximo, aun así, se respetó el triangulo, su exceso de subjetividad era objetiva, razonada, psicológica.

Al llegar la modernidad, el artista dejo de ser colectivo, se volvió individual, planteó el fin de todo, la ruptura nació. El Dadaísmo era solo el principio de toda una serie de vanguardias que basadas en un nihilismo propondrían la misma muerte de la sociedad y del arte. Admiro el trabajo de Basquiat que refleja esa decadencia, la subcultura surgiendo desde lo más profundo, lo más oscuro de la sociedad para hacerse presente, es ahí, donde se respetó el acuerdo una vez más, el artista cumplió con su función social, al luchar por su individualidad, aportó a su sociedad. A finales del siglo XX, la posmodernidad puso en tela de juicio las ideas modernas condenándolas al fracaso. El artista regresó a las formas primitivas, experimento nuevos campos, los unió, libero el concepto.

Como artista creo que tengo una función social, la globalización me lleva a entender la rapidez con la que avanza y crece el pensamiento humano. Desde mi punto de vista, el artista contemporáneo debe ser global también, la sociedad se encuentra en un nihilismo, al parecer el rumbo no ha sido el correcto, debemos rectificar. Los artífices del mundo global requieren de un pensamiento holístico, tener presente el todo, equilibrar pensamiento, sentimiento y actuación y transmitirlo, lograr que su entorno, por su obra se reconozca como parte de ese todo. 

Son muchos los cambios que aun nos esperan en esta sociedad y mientras que el artista mantenga presente que tiene una función social y que esta debe ser adecuada a su tiempo y contexto, seguirá siendo pieza fundamental de ella, preservando el equilibrio entre ciencia, religión y arte.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Los héroes también mueren: Epílogo.



 Nací creyendo en  la existencia de héroes... a través de los años, de las batallas, de las victorias y las derrotas, espero morir fiel a esa creencia.

            En el recorrido  luctuoso por aquellos ideales heroicos, nos hemos encontrado con la sorpresa de que no todo está perdido, a pesar  de la velocidad a la que avanza el pensamiento moderno, esa misma intensidad está siendo reflejada en el pensar de las nuevas generaciones, lo efímero, lo fácil, lo plus,  no prosperará. Los problemas a los que nos enfrentamos hoy, no son distintos a los que enfrentaron generaciones anteriores.

Ya sea en la historia, en la literatura o en cualquier otro medio, los héroes restauran el orden y son fuente de inspiración, condensan los valores positivos vigentes en su contexto. Por los medios masivos de comunicación, la idea de globalización o cualquier otra cosa que nos lleva a la individualidad, al nihilismo, en el momento de percibir que dichos valores han cambiado, olvidamos el significado de la lucha del caudillo, la desvirtuamos, y así matamos al héroe que fue vanguardia. Cuando pensamos que los héroes son inmortales, nos damos cuenta de que es el prójimo, su único punto débil, por él muere. Al olvidar el ideal, el objetivo en la lucha de un héroe, lo estamos matando automáticamente.
           
Estar dispuesto a sacrificar el bien propio por el bienestar común es la principal característica de un héroe; y es la falta de éste, la principal consecuencia de que los grandes ideales por los que lucharon estén hoy  muriendo. Los héroes trascienden por sus acciones y por la forma en que ven el mundo e intentan mejorarlo. Sirven para darle sentido y entender los cambios de la sociedad, son sus acciones las que forman los cimientos sobre los que construimos nuestro futuro.

Sabemos que los héroes también mueren, pero a través de nosotros sus ideales viven para siempre. Tengo la esperanza, de que cuando nos cansemos de tanta corrupción, cuando acabe la necesidad de recurrir a la violencia, cuando la somnolencia acabe, revivamos esos ideales. Ya sea que te pongas una máscara, un disfraz o lleves en tu persona la fiel imagen de un caudillo. Entonces, en el horizonte quizá pueda ver la silueta de un nuevo héroe.
                                       FIN.